Djeoromitxí
- Autodenominación
- ¿Donde están? ¿Cuántos son?
- RO 230 (Siasi/Sesai, 2020)
- Familia linguística
- Jabuti
Los Djeoromitxí vivían tradicionalmente en la región sur de Rondônia (RO). Después de contactos regulares con no-indígenas, alrededor de los inicios del siglo XX, esta población sufrió grandes bajas demográficas y fue desplazada. Actualmente, residen en las regiones del río Blanco y del río Guaporé. De acuerdo con su historia oral, la cabecera del río Branco es el área tradicional de este grupo.
Nombre
Su autodenominación es Djeoromitxí. El origen de este nombre no es fácil de rastrear. Es posible que sea el término dado a un clan, cuyo significado viene a ser un tipo de palmera (Denise Maldi, 1991).
Los Djeoromitxí son tradicionalmente conocidos por los no-indígenas como Jabuti, un préstamo del Tupi a la lengua portuguesa. Este término no es utilizado por los Djeoromitxí como autodenominación y es probable que haya sido a través de la lengua makurap que ese nombre llegó a ser identificadoa los Djeoromitxí. Los Makurap se referían a los Djeoromitxí como Txawiti, que significa “otros indios, desconocidos o salvajes”. Es probable que los no-indígenas hayan interpretado tal palabra como “Jabuti”.
En muchas referencias se encuentra el nombre Kipiu o Quipiú como una denominación alternativa para los Djeoromitxí (este nombre fue registrado en la expedición de Snethlage en 1934). Sin embargo, es incierto afirmar que se trata de una autodenominación, pues aunque tal término originalmente haya sido usado para referirse a uno de los subgrupos o clanes tradicionales de los Djeoromitxí, el nombre no es reconocido actualmente por los propios indios y ni por sus vecinos tradicionales, los Arikapú.
Varios nombres de subgrupos o de clanes Djeoromitxí son conocidos entre los pueblos actuales: kunõny'rø y kunõmbi'ro se refieren a ciertas especies de hormigas, y 'urikyta're, aparentemente, significa “habitante de un valle”. Muchos de estos nombres también constan en la literatura (Maldi, 1991). El nombre Kurupu es recordado por algunos ancianos como el nombre de un grupo extinto que hablaba una lengua diferente. Otros dicen que esta lengua era muy parecida con Djeoromitxí. Es posible que el nombre signifique uno de los clanes tradicionales de los Djeoromitxí, porque probablemente su origen está en la palabra kurú que quiere decir “pié de buriti” (Mauritia vinifera), en Djeoromitxí.
Los Arikapú acostumbran llamar a los Djeoromitxí de Kupere, o sea, “otros indios”.
El nombre Jabuti o Yabuti es usado en diversas fuentes (por ejemplo: Greenberg, 1987) para referirse a la familia lingüística que incluye las lenguas Arikapú y Djeoromitxí.
Población y localización
Aunque este grupo indígena totalizaba una alta cantidad de personas antes del contacto, en 2006, según la Funasa (Fundación Nacional de la Salud), el número de individuos que se auto-identificaban como Djeoromitxí sumaban 165 indios.
El ambiente tradicional de este pueblo es la selva tropical húmeda. Según sus relatos, ellos siempre vivieron en las cabeceras del río Branco. Para evidenciar este aspecto, se nota que su lengua no presenta palabras que designen a los peces, grandes habitantes del bajo río Branco y del río Guaporé, tal como el ‘surubin’ (género de Platystomatichthys).
Según Franz Caspar (1975), los Djeoromitxí habitaron hasta 1955 la margen izquierda y los afluentes izquierdos del río Branco, arriba de donde queda hoy la ciudad de Alta Floresta d´Oeste. Vivían abajo de los Arikapú. Sus vecinos tradicionalmente eran los Majurap y los Wayurú de lengua Tupi (familia Tupari), que vivían río abajo, en la margen izquierda del río Branco. En la margen derecha vivían los Tupari, que eran sus enemigos. Más abajo todavía, estaban los Aruá de lengua Tupi (familia Mondé).
Actualmente, una parte de los Djeoromitxí vive con otros grupos en la TI Río Branco, al sur de su área tradicional. La otra parte reside en la TI Guaporé junto con otros pueblos, a más de 160 kilómetros al oeste, en la frontera con Bolivia.
Histórico del contacto
Además de los encuentros esporádicos con viajeros, entre los siglos 17 y 19, los pueblos que habitaban la margen derecha del Guaporé entraron en contacto regular con los no-indígenas solamente al final del siglo 19.
En las primeras décadas del siglo 20, los caucheros crearon establecimientos para la explotación de caucho – los “barracones” – en los ríos Branco, Mekens, Colorado y Corumbiara. Eran puestos comerciales donde los productos extraídos de las selvas adyacentes eran almacenados y de donde partían las embarcaciones para Guajará-Mirim. En estos “barracones”, los “blancos” atraían a los grupos indígenas locales con hachas de metal y otros productos y los empleaban para la extracción del látex, de castaña de Pará y de ‘ipeca’ (Cephaelis ipecacuanha), a través del sistema de endeudamiento. También introdujeron muchas enfermedades infecciosas.
Después del contacto, los indígenas del sur de Rondônia sufrieron por la desintegración y el desplazamiento de sus miembros. Hacia 1920, muchos Djeoromitxí bajaron el río para trabajar en las áreas de caucho, Paulo Saldanha, donde muchos Tupari también habían ido.
“Los Djeoromitxí estaban situados en las cabeceras del río Branco, una región de terrenos elevados y campos dispersos, cuando fueron alcanzados por los caucheros. Ellos afirman que atacaron a los primeros blancos con determinación. La primera idea al respecto de estos extranjeros fue de horror: su aspecto les pareció animalesco, anti-humano, porque tenían “barba”. Los que se aproximaron inicialmente fueron muertos. Inmediatamente los blancos reaccionaron y comenzaron los ataques. Estas agresiones fueron particularmente intensas a partir de 1930. La instalación de un área de caucho llamada Paulo Saldanha en las cabeceras del río Blanco fue un factor definitivo para la disolución de las aldeas Arikapú y, posteriormente, de las aldeas Djeoromitxí. Funcionando como un foco de atracción de mano de obra, fue también el centro propagador de epidemias de sarampión. Según fue posible comprobar, las aldeas fueron irreversiblemente abandonadas alrededor de 1934. El sarampión se diseminó y, desesperados, los indios se movían de una aldea para otra, llevando el contagio. Acabaron por ser concentrados en el “barracón”, donde aprendieron el proceso de extracción del caucho” (Denise Maldi, 1991).
Al inicio de los años 30, el SPI (Servicio de Protección al Indio) comenzó a transferir grupos indígenas del sudoeste de Rondônia para las “colonias” del oeste, como la colonia Ricardo Franco, ahora denominada TI Guaporé, localizada en el río Guaporé, un poco arriba de la confluencia con el río Mamoré. Los indios eran obligados a vivir y a trabajar bajo condiciones inhumanas. Muchos intentaron huir y retornar a sus tierras de origen en los Ríos Branco, Corumbiara y Pimenta Bueno.
Entre 1930 y 1960, muchos Djeoromitxí y Arikapú bajaron todavía más, hasta el área de caucho São Luis, donde también se concentraban muchos Makurap, Aruá y Wayurú. Además de esto, muchas personas escaparon del sistema de avivamiento, o de endeudamiento, huyendo para Guajará-Mirím, de donde fueron transferidas para Ricardo Franco o para otras reservas en el valle del Guaporé.
Entre 1930 y 1980, el remanente de estos grupos fue trasladado para las áreas indígenas, que todavía hoy están siendo amenazadas por invasiones ilegales, actividades madereras y por la extracción de minerales.
El contacto con los no-indígenas terminó en la muerte de la mayoría de los grupos del sur de Rondônia, muchas veces antes que cualquier trabajo de documentación pudiera ser hecho.
Hoy, los Djeoromitxí viven en las Tierras Indígenas Guaporé y Río Branco.
Complejo Cultural del Marico
Los Djeoromitxí acostumbraban ocupar grandes malocas en forma de colmena y su subsistencia se basaba en la pesca, caza, recolección de frutas e insectos, y agricultura. Plantaban maíz, yuca, almendra, ñame, banano, calabaza y criaban larvas comestibles de varias especies de insectos.
Enterraban a sus muertos dentro de las casas, sentados y dentro de las urnas funerarias de cerámica, cerradas con tapas. Encima del túmulo se mantenía prendida durante varios días una hoguera para ayudar a la preservación de los restos mortales. La familia cuando se cambiaba de casa, llevaba muchas veces consigo las urnas para re-enterrarlas en la nueva casa.
En términos culturales, los Djeoromitxí se parecen bastante a otros grupos del suroeste de Rondônia y con ellos comparten muchas características. Según la etnohistoriadora Denise Maldi (1991), el “complejo cultural del marico” incluye varios grupos de la lengua Tupi, los dos grupos de lengua jabuti (los Djeoromitxí y los Arikappú), como también, los Kanoê, Aikanã y Kwazá, que hablan lenguas aisladas.
“En lo que se refiere a la cultura material, algunos elementos comprueban la inequívoca similitud entre los pueblos de la región del Guaporé: la ausencia del cultivo de yuca “brava” y de la harina, en la alimentación; el consumo de la chicha de maíz en la alimentación regular y de la chicha fermentada en ocasiones ceremoniales, y la confección del marico. Se trata de cestos de fibras de ‘tucum’(especie de palmera nativa amazónica), tejidas en puntos pequeños o medios, pudiendo tener varios tamaños y que no son sólo característicos como exclusivos de los grupos indígenas que habitan hoy la TI Guaporé y la TI Río Branco.
Otro elemento cultural, además de la confección del marico, que podría ser considerado exclusivo de los pueblos del río Branco, Colorado y Mekens es la aspiración de polvo de ‘angico’ (designación común a varios árboles de los géneros Piptadenia, Parapiptadenia e Anadenanthera da familia Mimosoidea) en los actos chamanísticos.
Con relación a los grupos indígenas del Guaporé y de los afluentes occidentales del Mamoré, hay tres aspectos culturales característicos: la ausencia de yuca “brava” y de la harina en la alimentación; la existencia de subgrupos territoriales definidos y nominados; y el consumo de chicha de maíz en las ceremonias, que alternaban sucesivamente los papeles “huésped/anfitrión entre los subgrupos y que servían como un importante mecanismo de solidaridad y cohesión (Maldi, 1991).
Hay relatos que indican, entre los Djeoromitxí , una división en subgrupos territoriales identificados por nombres de diferentes especies de palmeras y de hormigas.
“La estructura social tradicional de los grupos de la región del Guaporé sufre serias amenazas en relación a su reproducción y perpetuación frente a las pérdidas demográficas. Mientras tanto, una nueva realidad social emerge a partir de la intensificación de las relaciones inter-societarias por lo menos dentro de la TI Guaporé. Algunos elementos culturales están siendo valorizados y actúan como mecanismos de solidaridad entre las distintas sociedades: el consumo de chicha, que establece una regla no coercitiva de etiqueta y el chamanismo con la actuación conjunta de individuos de grupos indígenas distintos en la aspiración del polvo de ‘angico’ y en las ceremonias de cura.
Sin duda fue el contacto que intensificó las relaciones inter-societarias, sobre todo a través de dos mecanismos: las fiestas de chicha y los matrimonios. Las fiestas de chicha eran prácticas tradicionales de todos estos grupos, en las cuales las aldeas se alternaban en los papeles anfitrión/invitado, creando continuas redes de solidaridad y reciprocidad. Después del contacto, los diferentes pueblos, al revés de las diferentes aldeas de un mismo grupo, comenzaron a alternar estos papeles. Los matrimonios inter-societarios surgieron frente a las necesidades demográficas y, con el tiempo sirvió para estrechar los lazos entre los pueblos de la región (Maldi, 1991).
Chamanismo
La actuación del chamán está relacionada al uso que se hace del alucinógeno: las semillas de angico, que son maceradas hasta convertirse en polvo y mezcladas con un tipo especial de tabaco, cultivado para este fin. Todo parece indicar que el cultivo del tabaco para uso chamanístico es un elemento central común a todos los grupos indígenas de la región de Guaporé.
De acuerdo con los registros de Rondon (1916), lo que más le llamó la atención fue el hecho de que los indios “no fumaran”, pero si hicieran uso del “rapé por medio de un dispositivo bastante ingenioso, el cual consiste en un tubo de dos cuartas de largo, que tiene en una de las extremidades, un pequeño recipiente cargado de polvo de tabaco. La persona que va a aspirar lo aproxima a la nariz, y la otra persona, sirviéndose de la extremidad libre del tubo, sopla por este, haciendo que el rapé penetre en las fosas nasales del tabaquista, que realiza la operación mediante profunda inhalación”. La descripción corresponde exactamente a la forma como, todavía hoy, es aspirada la mezcla de polvo de ‘angico’ y de tabaco, que Rondon llamó de “rapé”. En varias narrativas míticas, se menciona esta aspiración chamanística.
Además de esto, los chamanes también usan un léxico especial, aparentemente ininteligible a los no-iniciados, y que recitan durante el proceso de cura” (Maldi, 1991).
Aspectos Contemporáneos
Tierra Indígena Rio Branco
La Tierra Indígena Río Branco tiene casi 400 habitantes, divididos entre varias aldeas a lo largo del medio río Branco. Esta TI fue homologada en 1986. La mayoría de la población es Tupari, pero hay también grupos menores como los Makurap, los Aruá, los Kanoê, los Arikapú y los Djeoromitixí.
La aldea principal, São Luis, es accesible por carro desde Alta Floresta d´Oeste. Las otras aldeas, como Trinitário, Colorado, Cajuí y otras, sólo pueden ser alcanzadas por el río y, debido a su aislamiento, las lenguas indígenas y muchas prácticas culturales tradicionales están mejor preservadas. Se pesca con arco y flecha; hay chamanes utilizando el ‘paricá’ (Virola Theiodora) para curar, y todavía están las fiestas de chicha, ocasión en que se pintan con urucum y jenipapo (frutas de las cuales se extraen tinturas vegetales), cantan y bailan de modo tradicional.
La parte meridional de la TI Río Branco hace límite con la Reserva Biológica del Guaporé. Esta reserva tiene parte de su área incidiendo sobre la Tierra Indígena Massaco, donde viven grupos aislados. Su lengua e identidad étnica todavía son desconocidas.
La TI Rio Branco y sus habitantes son constantemente amenazados por sus vecinos no-indígenas y por los políticos de los estados de diversas maneras. Debido a la deforestación continua en los alrededores, el área se parece cada vez más a una isla, donde la caza está tornándose cada vez más escasa, aumentando la dependencia a la pesca. Al mismo tiempo, los invasores entran a la reserva practicando la pesca ilegal en grande escala. Los pesticidas utilizados en las haciendas, localizadas en la región de las cabeceras (que queda fuera de la TI), terminan yendo para el río principal, colocando en riesgo la salud de los que viven allí. Los proyectos hidroeléctricos irregulares de la región también provocan graves daños a los ecosistemas fluviales. Finalmente, la actividad maderera ilegal dentro de la TI causa todavía más daños ecológicos.
Hay relatos de destrucción de sitios arqueológicos en función de obras de construcción en Paulo Saldanha, en el alto río Branco. En algunos casos, urnas funerarias fueron desenterradas y destruidas a propósito en el intento de ocultar evidencias jurídicas. Este tipo de acción perjudica las opciones futuras de los Djeoromitxí y de otros grupos que reivindican sus tierras ancestrales.
La desvalorización de la cultura tradicional se aceleró recientemente con la llegada de una iglesia protestante fundamentalista que desaprueba el chamanismo y las fiestas tradicionales creando una división interna en la comunidad.
Tierra Indígena Guaporé
La Tierra Indígena Guaporé tiene más 600 habitantes, divididos entre varias aldeas en las bahías y en los lagos a lo largo del grande río Guaporé. La homologación de esta TI ocurrió en 1996.
La población está formada por varias famílias mixtas de Aruá, Wayurú, Makurap, Tupari, Kanoê, Aikanã, Djeoromitxí, Arikapú, Wari’ e Kuyubi. La mayor parte de las personas vive en la sobre poblada aldea Ricardo Franco (antiguo nombre de la reserva), en el propio río Guaporé. Hay un puesto de la FUNAI, un puesto médico y una escuela.
Semejante al caso de São Luis, en Ricardo Franco, la influencia cultural de los no-indígenas es fuerte. La mayoría de los jóvenes encontró pocas opciones de vida y por eso las comunidades enfrentan muchos problemas sociales. La vida en las otras aldeas (Bahía de los Jaguares, Bahía de la Coca y Bahía Rica) es mejor en relación a la facilidad de cazar, pescar y plantar. Además de eso, las lenguas indígenas y muchos elementos de la cultura tradicional están mejor preservados. La región alrededor de la TI Guaporé no es totalmente conocida y puede ser que haya grupos aislados. Muchos habitantes del área relatan que, en varias ocasiones, tuvieron encuentros con indios no-identificados.
De la misma forma que en la TI Río Branco, existe en la TI Guaporé la pesca ilegal, sin embargo, la actividad maderera y el problema con los pesticidas agrícolas ocurren en menor escala- esto por causa de su localización más aislada y sin acceso terrestre. Otros problemas surgen en el área por cuenta de su proximidad con Bolivia, que queda a una distancia de 300 metros en la otra margen del Guaporé. Hace cuatro años viene ocurriendo de forma constante el drenaje ilegal de cascajo en la margen brasileña en la Bahía de los Jaguares. Lo que se dice es que el cascajo es utilizado en la producción de cemento, pero las actividades tienen la apariencia de extracción de metales y piedras preciosas. Cualquiera que sea su finalidad, tal actividad es perjudicial al ambiente de la región, pues destruye las faldas y puede alterar la corriente del río. Estas acciones fueron denunciadas en vano a las autoridades, dada la facilidad de llevar los equipos para el lado boliviano antes de la llegada de la Policía Federal, que viene de la lejana ciudad de Guajará-Mirim.
Notas sobre las fuentes
El primer registro de los Djeoromitxí es la muestra de su lengua, hechas por el etnógrafo alemán Emil Heinrich Snethlage, que visitó la región del Guaporé a servicio del Museo de Etnología de Berlín (Snethlage, 1937). Snethlage visitó a muchos pueblos del río Branco, inclusive a los Djeoromitxí (que él llamó de Kipui), y retornó a Berlín con una colección de objetos, fotos, películas y grabaciones musicales en rollos de cera (Snethlage, 1939). En aquella época, los pueblos de la región ya habían sido víctimas de grandes epidemias de sarampión, gripa y de otras enfermedades contagiosas que se propagaron rápidamente por la región.
Entre 1948 y 1955, el etnógrafo suizo Franz Caspar hizo una investigación en la región del río Branco y quedó conocido por su trabajo sobre la cultura tradicional Tupari (1958, 1975). Caspar compiló extensas listas de palabras de todas las lenguas que encontró, inclusive Djeoromitxí . El también tuvo acceso a los diarios de campo de Snethlage y los citó en su tesis de doctorado (Caspar, 1953). Caspar todavía es recordado por los ancianos.
Al inicio de 1954, las poblaciones indígenas del río Branco sufrieron una terrible epidemia de sarampión. Los Djeoromitxí también fueron nuevamente afectados, pero un grupo de tamaño razonable pudo sobrevivir.
En 1968, los lingüistas y misioneros Willem Bontkes y Robert Campbell hicieron un levantamiento al sur de Rondônia para el Summer Istitute of Linguistics (SIL). En río Branco, Campbell compiló una lista de palabras Djeoromitxí, de la cual algunos ítems fueron publicados en el levantamiento de Rodrigues de lenguas indígenas (1986).
En la década de los 80, varios antropólogos y lingüistas visitaron la región y conocieron a indios que hablaban Djeoromitxí. Como parte de su investigación antropológica, la etnohistoriadora Denise Maldi entrevistó a muchos ancianos y recolectó mitos tradicionales para el levantamiento de aquello que llamó de “complejo cultural del marico” (Maldi, 1991).
La antropóloga Betty Mindlin también viajó a la región, coleccionando y publicando una serie de volúmenes populares de historias tradicionales de los pueblos indígenas (Mindlin, 1993, 1998 y 1999). Ya el lingüista Denny Moore, del Museo Goeldi, compiló listas comparativas de palabras en la TI Guaporé. Posteriormente, la lingüista Nádia Pires hizo un trabajo de campo entre los Djeoromitxí (Guaporé), para su tesis de maestría, que resultó en la descripción de su lengua (1992) y en un material de alfabetización en Djeoromitxí (1994, 1995).
Entre 2001 y 2004, Hein van der Voort realizó investigaciones con personas que hablan Djeoromitxí. Recientemente, el estudiante del Museo de Goeldi, Thiago Vital, visitó a los Djeoromitxí de la TI Guaporé con la intención de dar continuidad al trabajo de documentación y de descripción de la lengua nativa.
Fuentes de Información
- CASPAR, Franz. Ein Kulturareal im Hinterland der Flüsse Guaporé und Machado (Westbrasilien), dargestellt nach unveröffentlichten und anderen wenig bekannten Quellen, mit besonderer Berücksichtigung der Nahrungs- und Genussmittel, Universität Hamburg, 1953. (Tese de doutorado)
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- MINDLIN, Betty. Tuparís e Tarupás: Narrativas dos índios Tuparís de Rondônia. São Paulo: Editora Brasiliense / Editora da Universidade de São Paulo / Instituto de Antropologia e Meio Ambiente, 1993.
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