Wajuru
- Autodenominación
- ¿Donde están? ¿Cuántos son?
- RO 248 (Siasi/Sesai, 2014)
- Familia linguística
- Tupari
Desde tiempos inmemoriales, los Wajuru viven en un contexto multiétnico muy rico, en el que mantienen intercambios regulares de conyugues, sangre, música y conocimientos de todo tipo como otros pueblos, debido a que los acuerdos sociales con esas otras etnias dependen de dichas interacciones.
Conocidos como el pueblo más guerrero entre todos los demás grupos indígenas vecinos, los Wajuru también se destacan por su capacidad de recibir muy bien a las personas, y por identificarse –simultáneamente- como un pueblo ‘muy trabajador’ y consumidor de chicha (bebida fermentada generalmente hecha de yuca y preparada por las mujeres).
Nombre y pueblos Wajuru
‘Wayurú’, ‘Ayurú’, ‘Wajuru’ o ‘Ajuru’ son las denominaciones con las que actualmente este pueblo se autoidentifica. Las dos (2) primeras son frecuentemente utilizadas para referirse a las personas ‘antiguas’, aquellas que nacieron en “los tiempos de la maloca” cuando la presencia de los blancos era inexistente o por lo menos muy escasa. El segundo y el tercer término se relacionan mucho más con el momento actual, es decir, con una vida en la cual la presencia de los ‘blancos’ se vuelve constante e irrevocable.
En el pasado, los Wajuru estaban divididos en tres (3) grupos distintos, y hoy en día son el resultado de la unión histórica de esas divisiones: los Guayurú (‘pueblo de piedra’), concebidos como los ‘Wajuru verdaderos’ o ‘propios’, y también conocidos con el término “Wãnun mian” (‘wãnun’ significa ‘piedra’); el pueblo de los Agutí, (“Waküñaniat”); y el pueblo de la selva (“Kündiriat”). Desde el punto de vista lingüístico, esos grupos forman una unidad, aunque presentan una discontinuidad desde el punto de vista de su origen territorial y de sus modos de vida.
El sufijo ‘iat’ opera como un ‘colectivizador’, es decir que se emplea para hacer referencia a otras colectividades que el sujeto destaca en el momento de enunciación, y también se relaciona con las categorías de alteridad, como lo son los espíritus y sus afines. Pero sobretodo, esa distinción hace sentido y toma forma desde el punto de vista de los Guayurú (Wajuru ‘verdaderos’) y de sus descendientes en línea directa. Así, ‘Wajuru iat’ puede ser dicho por alguien que se autoafirma como ‘Wajuru’, pero también tiene cierto significado de ‘extraño’ o gracioso; mientras que ‘Waküñaniat” y “Kündiriat” son perfectamente utilizados sin ninguna reserva.
Los Guayurú (Wajuru ‘verdaderos’) o ‘Wãnun mian’ (pueblo de piedra), son aquellas personas que vivían cerca a una Sierra de piedra, la cual protegía a los espíritus de sus muertos. Como ellos mismos dicen: ‘Nosotros somos de allá de las piedra”. Mientras los Guayurú son vistos como el ‘pueblo de las piedras’ -nombre que se fundamenta en el territorio que ocupaban-, los ‘Agutí’ (“Waküñaniat’) son identificados como un pueblo perezoso que no trabaja y que se dedicaba a saquear las chagras ajenas: ellos son como el Agutí (Dasyprocta agutí). Durafogo Opeitxá, un paye Wajuru muy viejo, es el único representante actual de ese pueblo, y durante las ‘chichadas’ (fiestas de chicha -bebida fermentada realizada generalmente con yuca) todos los viejos insisten en llamarlo ‘Aguti’, lo que resulta convirtiéndose en el chiste de la fiesta. Por último, los “Kündiriat” eran un pueblo que sólo vivía selva adentro, andaba de un lado para otro, no construía maloca ni cultivaba chagras y, por tales motivos, era considerado de una ‘civilización inferior’ a la de los Wajuru ‘verdaderos’ (los Guayurú).
La multiplicidad de pueblos cubiertos por el etnónimo ‘Wajuru’, es producto de las diferencias lingüísticas y territoriales entendidas como primordiales. Éstas están ancladas a las narrativas míticas sobre el comienzo de los tiempos. El registro mitológico Wajuru (que incluye temas bastante similares a los que comparten los diversos pueblos vecinos) acciona y fundamenta tales diferencias: después de que los humanos fueron encontrados y sacados de abajo de la tierra por los hermanos demiurgos, dos (2) eventos comenzaron a marcar las diferencias sociológicas. El primer evento fue, que cuando todos los humanos estaban sentados, el hermano menor, el mas obstinado, comenzó a hablar en diversas lenguas y a enseñar a cada persona una lengua diferente: Wajuru, Tupari, Jabuti, Makurap, etc., e incluso hasta la lengua de los blancos -quienes ya estaban presentes desde el inicio de los tiempos. Fue entonces cuando comenzó un gran desorden entre ellos, que terminó en conflicto y malentendido entre todos. El segundo evento se dio después de que ese hermano menor pensó en la muerte y ella comenzó a existir. El surgimiento de la muerte marca el momento en que las personas comienzan a caminar sobre la tierra, orientadas por los hermanos descubridores. A partir de ahí, cada grupo se fue quedando en un lugar específico, y así todos se fueron territorializando.
Desde el momento de esa territorialización, como dicen los Wajuru, las personas no se mezclaron mas y fueron formando sus propias tribus. Dada su identidad lingüística, los ‘Guayurú’, los ‘Kundir iat’ y los ‘Wakuñañ iat’, se convirtieron entonces en ‘Wajuru’. Pero el hecho de que fueran diferentes en ciertos aspectos no quería decir nada respecto a su territorialidad primordial, puesto que fue a partir del segundo evento que las personas comenzaron a andar sobre la tierra. Todavía se dice que, en caso de que ‘Wakowereb’ (el demiurgo menor) no hubiera dado una lengua a los blancos, no serían tantos, pues simplemente no existirían -ya que la distinción lingüística conlleva distinciones entre tipos de personas-; y los Wajuru serian actualmente la mayor población de la tierra. Por causa de ese lío, los Wajuru son muy pocos y no dejan de tener cierto resentimiento.
Aún hoy existe otra distinción que se basa en las transformaciones de las formas de organización social, y que se da entre los Guayurú, los Kündiriat (o los Wakuñaniat -pueblos del tiempo de la maloca, que no se mezclaban ni se casaban con otros grupos) y los Wajuru, sobretodo entre los hijos de los Wajuru ‘verdaderos’ que se mezclaban con otras personas. Esta última clasificación parece ser bastante actual, en vista de que en ella se destaca el contexto exogámico (matrimonios entre personas de grupos étnicos distintos) en que viven hoy los Wajuru y los otros pueblos provenientes del medio Guaporé.
Localización
Durante las primeras décadas del siglo XX, los Wajuru fueron localizados por los exploradores y caucheros en los ríos Terebito y Colorado (afluentes de la margen derecha del medio río Guaporé) en el estado de Rondonia. La mayoría de la población asentada en comunidades (cerca de noventa personas para el año 2009), viven en la Tierra Indígena (TI) Río Guaporé, que se encuentra ubicada en la parte baja del río Guaporé. Allí también residen muchos otros pueblos (Makurap, Djeromitxí, Tupari, Arikapu, Aruá, Aikanã, Kanoê, Kujubim), y en este mismo año, la población total de dicha Tierra Indígena superaba las seiscientas (600) personas. En ‘Porto Rolim de Moura do Guaporé’ (poblado ubicado a la orilla del río Mequéns), se encuentra otro agrupamiento importante de Wajuru, conformado por mujeres, hombres (maridos) e hijos.
Lengua
La lengua Wajuru fue clasificada por el lingüista Aryon Dall’Igna Rodrigues como perteneciente al tronco lingüístico Tupi y a la familia Tuparí. Es común encontrarse con que los Wajuru mas viejos hablen más de una lengua indígena. Por su parte, los jóvenes son hablantes pasivos de la lengua Wajuru y dominan completamente el Portugués. De hecho, lo que parece ser la realidad de la mayoría de los jóvenes de la TI, es que entienden más de una lengua indígena, pero solamente hablan portugués.
Debido a que los Wajuru ocupan una región de frontera internacional, muchas personas también manejan el español. Para dar un ejemplo de ese multilingüismo, mencionaremos el caso de los hijos de Pororoca Wajuru y Pacoreiru Djerotmitxí: el hijo mayor habla Wajuru, Jabuti y Portugués, además de entender Makurap y Tupari; los otros son hablantes de Jabuti y manejan el Wajuru, además de que dominan por completo la lengua portuguesa.
Por razones de inteligibilidad mutua entre los grupos, el portugués fue adoptado como lengua franca, y actualmente toma el lugar que antes ocupaba la lengua Makurap en la región del medio Guaporé. También es común que en el ámbito doméstico se hable, además del portugués, la lengua de la madre o del padre del marido. Así, aunque las parejas más jóvenes se comuniquen en su mayoría en portugués, tienen diversas posibilidades lingüísticas. Sin embargo, es bien sabido que las mujeres son quienes desarrollan mucho mas el propósito de multilingüismo, ya que no es raro encontrarse con que una mujer entienda mas de dos (2) o tres (3) lenguas indígenas, lo que ocurre por el hecho de que residen junto al grupo domestico de su marido que habla otra lengua.
Historia del Contacto
Los pueblos indígenas que se ubicaban en los afluentes de la margen derecha del río Guaporé (sobretodo aquellos que se localizaron en las márgenes de los ríos Blanco, Terebito y Colorado), permanecieron ‘desconocidos’ hasta el comienzo del siglo XX. Ya para 1914 hay noticias de exploraciones en la región por parte del Mayor Ingles P.H. Fawcett, quien mas tarde alcanzaría el ascenso a Coronel. Ya para la época de su viaje había sido instalada una plantación de caucho en el río Colorado. Pero solamente hasta la tercera década de dicho siglo, algunos investigadores bosquejaron mapas del territorio tradicional de esos pueblos: Stethlage en 1936 y en 1937, y Becker-Donner junto con Caspar en 1955.
Lo que sucedió durante el siglo XIX en las áreas adyacentes es poco documentado. Desde un punto de vista más amplio, la historiografía nos habla de un comercio lento y de una demanda de caucho aún tímida: el producto comenzó a ser explotado en la amazonía en la segunda mitad del siglo XIX, pero se intensificó sobretodo a partir de 1880. Era pues el inicio de un periodo de exploración y explotación que se incremento hasta el primer decenio del siglo XX, periodo en el que fueron enviados cerca de cien mil (100.000) trabajadores -en su mayoría provenientes del nordeste brasilero- a las regiones amazónicas para que trabajaran en la explotación cauchera. El año de 1912 marca el inicio de una drástica reducción en la producción, debido a la exitosa competencia asiática, pero treinta (30) años mas tarde, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, vuelve a aparecer un notable incremento de la explotación.
Mientras tanto, en la región de la margen derecha del medio Guaporé, aconteció un hecho interesante que no debe pasar desapercibido: los caucheros llegaron en el periodo de decadencia de extracción de caucho. Solamente en 1912 un alemán fundó una instalación en el río Colorado, lo que puso a los Wajuru, a los Makurap, y posteriormente a los Djeoromitxí y a los Aruá, en contacto con extranjeros (Price, 1981).
Pero en realidad fue entre 1910 y 1920 que se dinamizó el proceso de contacto con pueblos indígenas de las regiones de las cabeceras de los ríos, debido a la fundación de la plantación ‘Pernambuco’, y seguidamente de la instalación de la plantación ‘San Luis’ (Maldi, 1991). Tales empresas caucheras no solo fueron responsables de la drástica incorporaron de las poblaciones indígenas como fuerza de trabajo de sus plantaciones, sino de las innumerables epidemias de sarampión que abatieron gran parte de los indígena de la región. Ya para 1927, la Compañía norteamericana ‘Guaporé Rubber Company’, había establecido una plantación de caucho en ‘Paulo Saldanha’, en el río Blanco (Price, 1981).
En la década de 1950 Caspar (1956) señalaba que, aunque los matrimonios entre los pueblos indígenas de la margen derecha del medio río Guaporé eran de antiguo uso [ya para 1934 Snethlage encontrará dos (2) mujeres Tupari casadas entre los Arikapú], ellos también tenían interés en establecer alianzas con los no-indios, quienes para la época mantenían bastante presencia en la región. Además, el autor menciona que esa propensión a las alianzas con los blancos (mediante las cuales se transformaban los vínculos a las de ‘suegros’ y ‘cuñados’), también fue la responsable del aumento de los casamientos entre grupos indígenas ‘amigos’. De acuerdo con esa interpretación, los Makurap, los Djeoromitxí y los Aruá, al estar localizados en la partes navegables del río Blanco, fueron los primeros en sufrir con la búsqueda desesperada de mujeres por parte de los caucheros, lo que los hizo buscar posibles conyugues entre los Arikapú y los Wajurú. Del mismo modo, las bajas de mujeres causada por la entrada de los caucheros, termino obligando a algunos hombres Arikapú, Wajuru y Makurap, a buscar mujeres entre los Tupari. En últimas, los no-indios fueron entrando en un sistema de intercambio multiétnico pre-existente, y a su vez, acelerando e incrementando esos intercambios.
Según Maldi (1991), a inicios de la mitad del siglo XX, todas las plantaciones de caucho de la región que se ubicaban entre los ríos Blanco, Colorado, San Luís, Laranjal y Paulo Saldanha, fueron adquiridas por João Rivoredo, funcionario del SPI (Servicio de Protección a los Indios), quien se convirtió en el único propietario de todas las plantaciones. A João Rivoredo se le atribuyen conductas terribles como la disolución de todas las comunidades indígenas en la región y el sometimiento a condiciones muy precarias de salud a los indios, que terminaron causando muchas muertes. Tales acciones reflejaban los procedimientos usados por la entidad de la cual hacia parte, pues su política tenía como objetivo último tanto la atracción como la transferencia de los indios hacia los Puestos Indígenas que instalaba el SPI, así como su reclutamiento para el trabajo en las plantaciones de caucho.
Durante 1930, en el mismo periodo en que se incrementó la explotación cauchera en la región del medio Guaporé, el SPI decide crear en el bajo curso de ese río el ‘Puesto Indígena de Atracción Ricardo Franco’, que mas tarde se convirtió en el ‘Área Indígena Río Guaporé’. La primera demarcación de esa área data de 1935 y fue aprobada por el Mariscal Rondon. Puede decirse que la historia de este Puesto no difiere de la de los demás Puestos Indígenas creados por el SPI: en últimas se constituían con el objetivo de ‘civilizar’ a los indios. Además, ese Puesto no estuvo exento de las epidemias que diezmaron a los indígenas en las regiones de los interfluvios.
Las ‘Colonias Agrícolas’ tuvieron su apogeo en la década de 1940, cuando los funcionarios del SPI transfirieron forzadamente buena parte de los pueblos indígenas de los ríos Mequés, Colorado, Corumbiara y sus afluentes, hacia las colonias (Funai, 1985). Existen registros de que los Wajuru que habitaban hasta entonces en el interior de la selva entre los ríos colorado y Blanco, fueron transferidos a dicho Puesto Indígena entre las décadas de 1940 y 1950: “En 1947 fueron transferidos para el Puesto Ricardo Franco, setenta (70) Makurap recién contados en el Puesto Indígena Pedro de Toledo (Río Apidiá) y setenta (70) Ajuru y Jaboti” (SPI: Reg. 554/1947 y Reg. 559/1947. FUNAI, 1985).