De Pueblos Indígenas en Brasil
Foto: Edmundo Peggion, 1999

Juma

Autodenominación
¿Donde están? ¿Cuántos son?
AM 12 (Siasi/Sesai, 2020)
Familia linguística
Tupi-Guarani

Los Juma pertenecen a un conjunto de pueblos hablantes de la familia lingüística Tupí-Guaraní denominado Kagwahiva. En el siglo XVIII es probable que los Juma sumasen de 12 a 15 mil indios. Después de sucesivas masacres y la expansión de los frentes esclavistas, se vieron reducidos a pocas decenas en la década de 1960. En 2002 restavam apenas cinco individuos: un padre con sus tres hijas y una nieta.

Localización

Aldeia Alto Jamary, TI Uru-eu-wau-wau, onde os Juma se encontram atualmente. Foto: Edmundo Peggion, 1999.
Aldeia Alto Jamary, TI Uru-eu-wau-wau, onde os Juma se encontram atualmente. Foto: Edmundo Peggion, 1999.

Los Juma pertenecen a un conjunto de pueblos denominados Kagwahiva, el cual migró, de acuerdo con los registros históricos, de la región del Alto Tapajós hacia las proximidades del río Madeira (Nimuendajú 1924; Menéndez 1981/1982). En esta migración ocurrieron fragmentaciones y, hoy, los grupos Kahwahiva están dispersos en una amplia área.

En el Alto Madeira están los Karipuna, los Uru-eu-wau-wau y los Mondawa; en el Medio Madeira, los Tenharim (del Marmelos, del igarapé [canal estrecho Preto y del Sepoti), los Parintintin y los Jahui; en la región del Purus, los Juma. Es probable que también existan grupos Kagwahiva viviendo aislados.

Los Juma habitan la región del río Açuã, próxima a la ciudad de Lábrea, al sur del Estado de Amazonas. El territorio del grupo está localizado en el municipio de Canutama-Amazonas. El proceso demarcatorio de la TI (Tierra Indígena) demoró en ser finalizado debido a dudas referentes a la sobrevivencia del pueblo, dado que sus remanentes están emparentados entre sí y no pueden generar descendencia.

El panorama se tornó todavía más complejo cuando, a fines de 1998, los Juma dejaron sus tierras, siendo transferidos por funcionarios de la representación local de la Fundación Nacional del Indio (Funai) a la Casa del Indio de Porto Velho (Rondônia) y, posteriormente, a la aldea Alto Jamary, junto a los Uru-eu-wau-wau, donde el padre y las hijas de la familia juma se casaron con individuos de esa otra etnia. Por lo menos hasta el año 2002 todavía habitaban en esa aldea y vivían un impasse relativo en relación al retorno o no a su antigua región (para más informaciones sobre este proceso véase la sección Aspectos contemporáneos).

Historial del contacto

Foto: Adolpho Kilian Kesselring, 1993.
Foto: Adolpho Kilian Kesselring, 1993.

Las primeras referencias a los grupos denominados Kagwahiva aparecen en 1750, en la región del curso superior del río Juruena, en las proximidades de los Apiaká. Este territorio era prácticamente desconocido por los frentes de expansión y posteriormente pasó a ser visto como reino de la Lengua General, en alusión al Tupí-Guaraní hablado por estos pueblos (Ferreyra 1752). En el siguiente período, este área fue escudriñada por el frente minero, que avanzaba cada vez más al norte en búsqueda de nuevas minas de oro (Menéndez 1989: 38). La presión ejercida por ese frente de expansión, así como la guerra con los Munduruku, fueron señaladas como causantes del desplazamiento de los Kagwahiva de esa región a las proximidades del río Madeira (Nimuendajú 1924: 207-208). Tocantins (1877: 93), que estuvo entre los Munduruku, anota que los principales enemigos de ellos eran los Parintintin. Mientras que, según Menéndez (1989: 47), la dinámica interétnica existente en la región torna mucho más complejos los condicionantes de esta migración.

La creación del Directorio de los Indios en 1757, período coincidente con las primeras referencias a los Kagwahiva motivó que la población indígena, aldeana o no, fuese incorporada al sistema colonial sin intermediarios. La política de Pombal permitió el aumento del número de colonos blancos y un mayor dominio sobre los indígenas. A consecuencia de ello hubo una reacción a los Directorios y una nueva definición de la política indigenista para los siguientes años. De cualquier modo, incluso después de la caída de Pombal hasta la independencia de Brasil, la legislación fue de cuño progresivamente anti-indígena (Moreira Neto 1988: 27-30).

La mano de obra nativa fue ampliamente utilizada, lo que generalizó el conflicto en la región. Los grupos que recusaban la sumisión realizaron largas migraciones dentro del territorio amazónico. En el caso del área situada entre los ríos Madeira y Tapajós, esos conflictos llevaron a la fuga y la extinción de grupos enteros que vivían en las márgenes de esos grandes ríos. Consecuentemente, otros grupos que vivían en el interior de la floresta pasaron a ocupar los espacios vacíos, tornándose más visibles a los cronistas y viajeros que circularon por la región durante los siglos XVII y XVIII (Ribeiro 1970: 37; Menéndez 1981/1982: 350).

Los Kagwahiva son un claro ejemplo de esto, pues luego de las referencias a ellos en el Alto Tapajós, fueron registrados en 1817 por primera vez bajo el etnónimo de Parintintin. Esta denominación, se supone, fue dada por los Munduruku a sus enemigos. En 1850, tanto Kagwahiva cuanto Parintintin fueron registrados concomitantemente y, en un momento posterior, el etnónimo Kagwahiva desapareció y todos estos pueblos pasaron a ser designados como Parintintin (Menéndez 1989: 26). Solamente después del trabajo realizado por Nimuendajú en 1922 fue posible constatar que Kagwahiva es la autodenominación de los Parintintin y que esta última designación sólo se aplica a uno de esos pueblos (Nimuendajú 1924: 204-205).

En la región del río Madeira, la aproximación de los grupos Kagwahiva con la sociedad brasileña tuvo lugar después de una intensa guerra, que persistió cerca de 70 años, entre mediados del siglo XIX y la década de 1920, terminando sólo por la acción del SPI (Servicio de Protección a los Indios) y luego de la colocación definitiva de las instalaciones de caucheros en la región. Algunos años más tarde, uno de ellos, José Garcia de Freitas, se chocaba ante la cantidad de grupos o, como él los llama, “clanes guerreros”.

“Provisionalmente conocemos nueve grupos, todos enemigos entre sí, haciendo guerra y cometiendo crueldad en el más alto grado con sus víctimas. Son los siguientes: ‘Kuandey’ (Gavilancitos), ‘Odiahub’ [probablemente los actuales Jiahui, ‘Itauéry’, ‘Tucut’, Miundê’, ´Pain’, ‘Apairandê’ [los actuales Tenharim, ‘Kôte-Apain’, ‘Boritá’, grupo éste que hoy en día está compuesto sólo de mujeres” (Freitas 1930: 7-8).

A lo que parece era desconocida hasta entonces la diversidad de pueblos Kagwahiva en esa región: todos eran considerados Parintintin. El etnónimo Kagwahiva, en cambio, es anterior y las referencias a él en varias localidades parecen demostrar desplazamientos dentro de una vasta extensión del área Madeira-Tapajós. Dadas las características de la organización de estos pueblos, se puede deducir que vivían distribuidos en pequeños grupos por toda la región, haciendo guerras y estableciendo alianzas.

En el Purus, los primeros registros en el área ya apuntaban a los Juma como habitantes de aquella región. Con el inicio de la ocupación efectiva de la zona por los no indios, comenzaron las guerras contra los pueblos que se resistían. Como ocurrió en la Amazonía de forma general, unos pueblos eran traídos para el contacto de otros grupos indígenas y posteriormente utilizados en su exterminio.

A mediados del siglo XIX, se buscaba la interconexión de esta cuenca fluvial con el río Madeira, como una tentativa de evitar el trecho con cascadas de este río. En este momento surgen referencias más puntuales acerca de las poblaciones indígenas que allí habitaban. Esta búsqueda del acceso al río Madeira motivó que surgiesen relatos sobre la región del Purus, comprendiendo vegetación, clima y poblaciones. Las principales referencias de este período son Manoel Urbano da Encarnação, que navegó por el Purus en 1861, João Marfins da Silva Coutinho, en 1862, y William Clandless, en 1864. Se trata de informaciones que también dan cuenta de la posibilidad de ocupación efectiva por parte de no-indios de la región del Purus que hasta entonces, mediados del siglo XIX, era ocupada básicamente por la población indígena (Dal Poz Neto 1985: 12).

Los relatos de Coutinho (1863; 1865) y de Chandless (1866 - 1949) condensan informaciones sobre la viabilidad de la ocupación no india, describiendo, además de las condiciones generales, el comportamiento de los indígenas, su potencial en el proceso “civilizador” de la época, que caracterizaba a las poblaciones como supuestamente “laboriosas” o “guerreras”. Los Juma siempre estuvieron en esta segunda categoría, defendiendo su territorio de la invasión y evitando contactos permanentes.

Algunos acontecimientos de este período condicionaron una acción determinada en relación a este pueblo. En 1869, los Juma atacaron y mataron a una pareja que vivía en la región, provocando el envío de tropas policiales hacia la región, a fin de evitar la interrupción de la extracción intensiva. Tal hecho ocurrió debido a la imprudencia de un hombre que disparó contra un grupo que le hizo gestos amistosamente (Mattos, 1870).

Los conflictos con las poblaciones indígenas se comenzaron a exasperar en la segunda mitad del siglo XIX, cuando grupos migratorios fueron llegando gradualmente del nordeste de Brasil para trabajar en la extracción intensiva. Este acontecimiento está directamente relacionado con la creciente utilización del caucho por las industrias de Estados Unidos y de Europa, que alcanzó su apogeo alrededor de 1910 (Kroemer 1985; Dal Foz Neto 1985). En palabras de Kroemer:

“Como consecuencia, los territorios indígenas disminuyeron drásticamente, y varias sociedades se extinguieron. El despoblamiento invalidó los sistemas de producción y organización social indígena, forzando la dispersión. Expediciones punitivas fueron organizadas por firmas colonizadoras, por compañías de navegación y por propietarios de tierras, con la anuencia e incluso con la participación del poder represivo de la provincia” (Kroemer 1985: 78).

Siempre según Kroemer (1985: 80) las naciones más numerosas del río Ituxi eran los Cacharari, Canamari, Guarayo, Apurinã, Huatanari, Paumari, Catauxi y Juma. A pesar de esto, el despoblamiento indígena fue proporcional a la cantidad de nordestinos que llegaban para trabajar en la producción del caucho.

Referidos como antropófagos, perversos y feroces, los Juma permanecieron en relativo aislamiento hasta casi la mitad del siglo XX. Con la fundación del SPI (Servicio de Protección a los Indios), fueron creados puestos indígenas en la región y luego desactivados. Con todo, de acuerdo a Kroemer:

“La actuación del SPI no sólo llevó los puestos indígenas al fracaso, sino que sobre todo permitió el avance del frente económico hasta los últimos reductos de los indios aislados, silenciando los crímenes practicados contra ellos.

De 1940 a 1965 ocurrió el exterminio sistemático de las tribus Mamori, Katukina y Ximarimã, en el río Cuniuá; de los indios Jamamadi, en el río Pauini; y de los indios Juma, del río Mucuim y sus afluentes” (Kroemer 1985: 96).

Padeciendo continuas persecuciones, los Juma intentaron mantener a toda costa su territorio y su integridad:

“Los Juma o Borabá, casi han sufrido un genocidio por parte de los negociantes y sus clientes, ávidos de la riqueza de la región dominada por una tribu que no aceptaba ser “amansada” por el “blanco”. En 1948, en el río Jacaré, afluente del Purus, un grupo de peruanos, traídos expresamente para matar indios, llevo a cabo una matanza contra un grupo de la región” (Ferrarini 1980: 24).

En noviembre de 1959, los Juma atacaron a una pareja en el igarapé Trufary, generando una gran revuelta en la población de Canutama. Tal ataque, sin embargo, fue resultado de una invasión anterior de gente de la región a una aldea indígena. Luego de tomar conocimiento del hecho, la población local se organizó en un pequeño ejército, armado de escopetas y rifles con la clara intención de exterminar a toda la población juma. Lo cual no ocurrió solamente gracias a la intervención del delegado de la policía local, que desanimó el ímpetu del grupo (Lima 1960).

En un momento anterior, un grupo de gente de la región ya había invadido una aldea juma, destruyéndola por completo:

“Algunos caucheros y extractores de sorva [couma macrocarpa], movidos por el instinto de perversidad, ignorantes de los hechos que podrían sobrevenir de tales liviandades, al encontrar una maloca [casa comunitaria] sin ocupantes (que, por cierto, habían huido ante la aproximación de los vándalos) tiraron al patio cestos de paja, de mimbre, vasijas, para luego despedazarlos a golpes de sable. No satisfechos con ello golpearon (igualmente con sables) repetidas veces los “pies” de apoyo de la maloca, diseñando “figuras obscenas” en los puntales y en el propio suelo de la maloca así como en el patio y, todavía no satisfechos, al retirarse llevaron consigo diversos “husos” en diferentes tamaños, objetos de gran utilidad para los indios y de ninguna para el civilizado, a no ser por la necesidad de perjudicar a aquéllos” (Lima 1960).

Esta situación de conflicto con la población indígena fue llevada hasta las últimas consecuencias. De un lado, los Juma defendían su territorio de invasores y, del otro, la población se organizaba en expediciones punitivas con la clara intención de exterminar a los indios. En 1964, aconteció una nueva masacre cuando un comerciante con dinero recaudado de otros comerciantes organizó una expedición con la finalidad de extraer sorva y castaña en el territorio juma. Uno de los miembros del grupo afirmó que mataron más de 60 indios, en declaración prestada años después, en junio de 1979, al diario Porantim.

Así, en la década de 1960, los Juma intentaban impedir el avance de la explotación en sus tierras, mientras que los invasores intentaban limpiar el área, ahuyentando a tiros a los indios, que replicaban con ataques a los intrusos. Otros pueblos indígenas eran usados en contra de los Juma, tales como los Catauxi:

“De la masacre en una maloca en Içuã sobrevivieron apenas dos niñas. Llevadas a Canutama, donde fueron adoptadas por Benedicto dos Santos Pereira, luego murieron. En otras malocas no se tuvo piedad: los asaltantes arrojaban a las crianzas al aire para luego ensartarlas en la punta de los sables; muchas fueron arrojadas al agua, donde murieron. Varias expediciones punitivas fueron hechas contra los indios. Pero ellos, incluso bajo amenaza de exterminio, no se entregaron. La masacre definitiva aconteció en 1964, en el igarapé de la Onza. El acusado de este crimen es Orlando França. Los sobrevivientes se retiraron hacia el igarapé Joari, afluente del Içuã” (Kroemer 1985: 98-99).

Los siete sobrevivientes permanecieron en sus tierras, sin representar ya ningún peligro para los invasores y responsables del etnocidio, quienes actualmente todavía viven en la región. Un poco antes de la masacre habían llegado a la región misioneros del SIL (Summer Institute of Linguistics, actual Sociedad Internacional de Lingüística), Arno y Joyce Abrahamson, acompañados de un intérprete.

Al comienzo, los indios rechazaron todo contacto, pero acabaron por permitir el estudio de su lengua por los misioneros, que permanecieron allá hasta alrededor de 1979. Al final de la década de 1970 e inicios de la siguiente, el Cimi (Consejo Indigenista Misionero) denunció la masacre a través del diario Porantim, caracterizando el hecho como un genocidio. A lo que todo indica, sin embargo, el asunto cayó en el olvido. En 1992, atacado por una onza pintada, murió el único juma que podía desposar a las jóvenes de su etnia, dando continuidad a su pueblo.

Organización social

Los Juma son un pueblo de filiación lingüística Tupí-Guaraní y constituyen el subgrupo Kagwahiva. Actualmente, los remanentes Kagwahiva son los siguientes: Jiahui, Tenharim (del río Marmelos, del igarapé Preto y del Sepoti), Parintintin, Juma, Uru-eu-wau-wau, Mondawa, Karipuna, además de algunos posibles grupos que viven en aislamiento.

Los pueblos Kagwahiva, entre los cuales figuran los Juma, se caracterizan por un complejo sistema de mitades exogámicas que reciben el nombre de dos pájaros: mutum y taravé. El sistema de mitades, presente en varias sociedades indígenas, se caracteriza por ser una fórmula global de sociabilidad. En el caso Juma (y Kagwahiva en general), el sistema es patrilineal, o sea todo individuo pertenece a la mitad del padre. Además de eso, uno sólo se puede casar con alguien que sea de la mitad opuesta. Esto hace que la sociedad se divida al medio, generando dos grandes grupos que se casan unos con otros, siendo posible el casamiento en la misma mitad solamente cuando el hombre y la mujer viven distantes entre sí. Todo pasa como si la distancia geográfica provocase una distancia genealógica, transformando el casamiento prohibido en una unión posible.

Actualmente, los remanentes del pueblo juma constituyen apenas un núcleo familiar, estando todos ellos casados con individuos uru-eu-wau-wau.  

Fuentes de Información

  • CHANDLESS, W. Notas sobre o rio Purus lidas perante a Real Sociedade de Geographia de Londres, em 26 de fevereiro de 1868. Separata dos Arquivos da Associação Comercial do Amazonas, s.l. : Associação Comercial do Amazonas, v.3, n.9, p.21-9, jun. 1949 e v.3, n.10, p.29-40, set. 1949.
  • CORREA, Celso Lourenço Moreira. Relatório de identificação e delimitação da TI Juma. Manaus : Funai, 1988.
  • FERRARINI, Sebastião. Progresso e desenvolvimento no Purus. São Paulo : FTD, s.d.

 

  • --------. Tapauá : sua história, sua gente. Tapauá : Calderaro, 1980.

 

  • FREIRE, José Ribamar Bessa. Karé, o último dos Juma. In: RICARDO, Carlos Alberto (Ed.). Povos Indígenas no Brasil : 1991/1995. São Paulo : Instituto Socioambiental, 1996. p. 355-6.

 

  • HUGO, Vitor. Desbravadores. Humaitá : Missão Salesiana, 1959. 2 v.

 

  • KESSELRING JÚNIOR, Adolpho Kilian; OLIVEIRA, Almir de. Relatório de atividades da Frente de Contato do rio Purus e complementação do projeto de localização e assistência aos grupos isolados. Brasília : Funai, 1992. 53 p.

 

  • KROEMER, Günter. Cuxiuara - o Purus dos indígenas : Ensaio etno-histórico e etnográfico sobre os índios do médio Purus. São Paulo : Loyola, 1985.

 

  • MENÉNDEZ, Miguel A. Contribuição ao estudo das relações tribais na área Tapajós-Madeira. Rev. do Museu Paulista, São Paulo : USP, v.17/18, p.271-86, 1984/1985.

 

  • --------. Uma contribuição para a etno-história da área Tapajós-Madeira. Rev. do Museu Paulista, São Paulo : USP, v.28, p.289-388, 1981/1982.

 

  • MOREIRA NETO, Carlos Araújo. Índios da Amazônia : de maioria a minoria (1750-1850). Petrópolis : Vozes, 1988.

VÍDEOS