De Pueblos Indígenas en Brasil
Foto: Joana A. Fernandes Silva

Chiquitano

Autodenominación
¿Donde están? ¿Cuántos son?
Bolivia 87885 (Censo Nacional de Poblacion y Viviendas, 2012)
MT 473 (Siasi/Funasa, 2012)
Familia linguística
Chiquito

El pueblo chiquitano fue constituido a partir de una amalgama de grupos indígenas aglomerados en aldeas por las misiones jesuitas durante el siglo XVII. Habitantes de la región fronteriza entre Brasil y Bolivia, fueron compulsivamente involucrados en conflictos políticos y diferencias culturales, consecuencia de una división territorial que no los tenía en cuenta. La gran mayoría de los integrantes de este pueblo se encuentra en Bolivia. Los que viven en Brasil han sido explotados como mano de obra barata por hacendados, los cuales también representan una amenaza constante de invasión a los pocos territorios que les quedan. Sin embargo, los chiquitano han luchado por el derecho a una Tierra Indígena que se encuentra en proceso de identificación por la Funai y que podrá asegurar la continuidad de su identidad cultural.

Nombre

La palabra chiquito significa “pequeño” y designa a varios grupos localizados en la zona de transición entre el Chaco Boreal y las selvas pantanosas que se extienden desde el Amazonas. Los chiquitos, pueblos de la planicie, fueron denominados de esa forma debido a la suposición de que se trataba de una población de personas pequeñas debido a la baja altura de las entradas de las viviendas lo que, en verdad, era un diseño específico para evitar el ingreso de los mosquitos a la misma.

Lengua

En Bolivia, el chiquito es, probablemente, la cuarta lengua indígena más hablada (después del quechua, el aimara y el chiriguano), con estimaciones que varían entre cuarenta mil a sesenta mil hablantes, dependiendo de las fuentes. La lengua chiquito es la resultante de un complejo proceso histórico. A través de este, fusionaron sus lenguas los hablantes de varias lenguas indígenas que convivieron en las reducciones jesuíticas entre 1680 y 1787 (Albó, 1991).

La familia lingüística chiquito fue estudiada por diversos autores y existen en Bolivia varias gramáticas de esta lengua. Meétraux (1948), basado en Hervás, afirma que el chiquito está compuesto por cuatro dialectos, a saber: el tao, el manasi, el peñoqui y el piñoco.

En el Brasil, todavía no existen estudios lingüísticos realizados entre los chiquitano que viven de ese lado de la frontera. No obstante, a partir de una muestra de palabras que fueron comparadas con vocablos chiquitanos en Bolivia, se puede afirmar que se trata de la misma lengua, posiblemente del dialecto tao. En brasil esa lengua también es conocida como “língua” o “linguará” o “anenho”.

Historia del contacto

El pueblo chiquitano resulta de un conjunto de pueblos –samucos, paikoneka, saraveka, otuke, kuruminaka, kuravé, koraveka, tapiis, korokaneka, manacica y paunaka, entre otros- agrupados n aldeas en Bolivia en misiones jesuitas durante los siglos XVII y XVIII. Varios fueron las agrupaciones que conformaron las misiones de chiquitano: San Javier, San Rafael, San José, Miguel, de San Ignacio de Zamucos, Santa Ana, Santo Corazón de Jesús y Santiago de Chiquitos, San Juan Bautista y Concepción de Chiquitos (Créqui-Monfort e Paul Rivet, 1913; Meireles, 1989).

En el Brasil, parte del área donde vivieron los chiquitano fue, inicialmente, una posesión de la corona española. En consecuencia, ese pueblo fue en muchas oportunidades considerado, y aún lo es, boliviano (o castellano). Durante mucho tiempo la región fue el centro de conflictos de frontera y la documentación existente en el archivo público de Mato Grosso es abundante en noticias sobre los frecuentes traslados de ese pueblo y la pobreza de su condición. Por ejemplo, existe el registro de un grupo de cerca de 200 familias chiquitano de Bolivia que emigró hacia la región de Vila Bela, en el estado de Mato Grosso, para refugiarse durante la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, en la segunda década del siglo XX.

Los chiquitano ya vivían en la región de Cáceres cuando Vila María do Paraguay fue fundada, en el siglo XVIII. Esa villa abrigaba un fuerte militar que servía de amparo a los ataques de los españoles. Luiz de Albuquerque, en el acta de su fundación, se refiere a “cerca de sesenta indios castellanos de ambos sexos que hacía tres meses desertaran de la misión de São João de Chiquitos" (NDHIR, microficha 273 - AHU).

Los chiquitano eran muy buscados por los hacendados brasileños, toda vez que, en virtud de la experiencia que tenían en las misiones jesuitas, eran considerados excelentes trabajadores y vaqueros. El hacendado Marcelino Prado, por ejemplo, empleaba una gran cantidad de chiquitano. El tenía un pontón que transportaba sus productos del río Paraguay hasta Corumbá y fue nombrado Capitán de los Indios por el gobierno Marcumtinho (sic), que le concedió cuatro sesmarias 1  “de selva rica y de caucho” (Badarioti,1898:60). En el relato del cronista Badarioti:

“Al penetrar en el vasto terreno, nuestra primera ocupación consistió, a nuestro pesar, en la pacificación de la gentuza que trabara una desesperada lucha. La algazara infernal atrajo de las chozas a muchas personas, viejos, mujeres y niños de fisonomía un tanto extraña para mi: eran indios chiquitanos mansos provenientes de Bolivia y empleados como colonos por el Dr. Marcellino Prado, uno de los hombres más beneméritos del Estado. (El Dr. Marcelino Prado) … mantuvo amistosas relaciones con los más vecinos de los indios Parecis quienes aún hoy le deben respeto y amistad. Fue (se dirigió) hacia Bolivia y allí contrató colonos entre la tribu mansa y cristiana de los chiquitos. De esta misma raza son casi todos los camaradas del Sr. Marcellino empleados en la extracción de caucho y de la ipeca-cuana, así como del cultivo de la caña que, molida por pujante ingenio produce allí azúcar y aguardiente” (1898: 59-60).

Esta raza (los chiquitos) es oriunda de Bolivia donde constituye un elemento respetable gozando ya de foros de civilización. Son los chiquito relativamente catequizados, aunque mezclen todavía el cristianismo con algunas prácticas supersticiosas lo que no es de admirar. Son buenos agricultores, sobrios, laboriosos e inteligentes… Hablan una lengua propia y entienden el guaraní. Los más cercanos a los civilizados, los jefes especialmente, hablan regularmente la lengua castellana, idioma oficial de Bolivia, y fue por medio de esta lengua que yo traté con los chiquitos de Affonso. ídem, 62

Al inicio del siglo XX hay referencias precisas y seguras sobre los chiquitano en el Brasil (Album Graphico, 1914; Rondon, 1936; Rondon, 1949; D'Alincourt, 1975 etc.). Don Galibert, obispo franciscano que recorría la frontera entre Brasil y Bolivia al inicio del siglo XX, dejó registros sobre los chiquitano, tales como:

“La población fronteriza, de Cáceres a Vila Bela, está compuesta en general por chiquitos, habitualmente muy ignorantes, aunque listos para recibir los sacramentos apud Biennes 1987:109

En toda la frontera hay una inmigración de indios chiquitos (chiquitos, moxos) provenientes de Bolivia. Son bautizados y animados por un espíritu religioso excelente: simples y obedientes como niños, constituyen ellos un elemento muy aprovechable, si no fuese (por) el obstáculo de la lengua, que no permite, por el momento, instruirlos. Buscaban en Brasil posibilidades de trabajo y una vida menos explotadora que en Bolivia” ídem,108-109

La extracción de caucho, en las dos primeras décadas del siglo XX en Bolivia (y probablemente en Brasil), fue un factor de despoblamiento de los chiquitano, dado que más allá de los malos tratos, ellos morían de hambre o paludismo. Afirma Don Galibert::

“… cuando los hombres no fueron los suficientes, llevaron mujeres y niños. En 1913, encontrándose en la ciudad de Mato Grosso, uno de nuestros padres vio descender abajo (en dirección al cauce inferior) el (río) Guaporé una caravana de 60 personas, pocos hombres, muchas mujeres, algunas de edad bien avanzada, algunos niños de entre 12 y 14 años. (…). Tales contrataciones y deportaciones recomenzaban en todos los lugares, hasta varias veces durante el mismo año. Las aldeas se despoblaron. A pesar de su simplicidad, los chiquitanos terminaron por constatar que, aquellos que partían, nunca regresaban. Comprendieron la tremenda realidad. Empezaron entonces a huir hacia Brasil, en (cruzando) la frontera de Mato Grosso, donde eran mejor tratados. Y aunque hoy no ocurren esas escenas graves de deportaciones, los chiquitos continúan confluyendo en tierras brasileñas: hay millares de ellos en la diócesis de São Luiz de Cáceres apud Biennes,1987:116-7, bastardilla del autor

Más recientemente, Maldi (1995), en la Vistoria na Fazenda Nacional de (Inspección en la Hacienda Nacional de Casalvasco), se refiere a los chiquitano por medio de la identificación realizada por los habitantes de la región visitada. La autora dejó importantes pistas para que fueran encontradas once comunidades con población mayoritariamente chiquitano y para que se obtuviese la indicación de la posible existencia de catorce comunidades mas, todas ubicadas en los municipio de Cáceres, Porto Esperidião y Vila Bela.

En síntesis, este pueblo fue amalgamado a partir de la creación de las reducciones jesuíticas; posteriormente muchos chiquitano fueron esclavizados por grandes propietarios de tierra, participaron compulsivamente en guerras, problemas fronterizos y hasta hoy vienen siendo incorporados como mano de obra en haciendas, siringales, y bosques de ipeca-cuana.

Notas

1. Concesión de tierras en el Brasil por parte del gobierno portugués con intención de promover la actividad agrícola ganadera y extractiva. Al mismo tiempo, recompensa a nobles, navegantes o militares por servicios prestados a la corona portuguesa.

Población

El pueblo chiquitano es, probablemente, el grupo indígena más numeroso al oriente de Bolivia, estimado entre 40 y 60 mil personas. Los estudios sobre los chiquitano en Brasil son, todavía, muy incipientes y fueron realizados en el contexto específico de un sondeo en virtud del paso del gasoducto Bolivia-Mato Grosso. Lo apuntado indica que los chiquitano constituyen una población cercana a dos mil personas, exceptuando los que viven en las áreas urbanas de los municipios citados más arriba y que no fueron computados.

Localización y situación de las tierras

En el Brasil, los chiquitano viven en el estados de Mato Grosso, en la frontera con Bolivia, en los municipios de Vila Bela, Cáceres y Porto Espiridião. En Bolívia, se localizan en el departamento de Santa Cruz, en las provincias Nuflo de Chaves, Velasco, Chiquitos e Sandoval.

En el Brasil existen algunas comunidades pequeñas, de cinco a ocho familias, que viven al borde de la ruta que une Cáceres a San Matías. Hay también comunidades mayores, con un número variado de diez a treinta familias, cuyas tierras fueron loteadas por el Incra 1 y son consideradas “asentamientos”. Por otra parte, también hay grupos que viven en los destacamentos militares de la frontera del Brasil, con cerca de treinta a cuarenta familias nucleares y que tienen “permiso” para vivir y plantar en esas tierras. Finalmente, hay algunas familias que viven en haciendas, sobre la aparente aprobación del hacendado respectivo (Silva et al,1998).

Todas las comunidades están diseminadas en una vasta región fronteriza, sumando cerca de 29 establecimientos organizados de acuerdo a siete ejes o núcleos principales agrupados de acuerdo con la distancia entre los establecimientos, lazos de parentesco, intercambios y fiestas. Ellos son los siguientes:

  1. Núcleo Limão (Limón): con cuatro establecimientos, siendo dos ubicados a la vera de la ruta y en un área del destacamento militar.
  2. Núcleo de Fortuna: con tres establecimientos, todos ellos en áreas del destacamento militar.
  3. Núcleo de Osbi: con siete establecimientos, uno de ellos cercano a un destacamento militar.
  4. Núcleo de Palmarito: con cinco establecimientos, dos de ellos en el área del destacamento militar.
  5. Núcleo Roça Velha (Campo Viejo): con dos establecimientos, sin relaciones con el ejercito, aunque bastante despoblados y con muchas familias establecidas en Porto Espiridião y/o Cáceres.
  6. Núcleo de San Fabiano: con cinco establecimientos y apenas uno de ellos con relaciones directas con el ejercito; es considerado el núcleo más tradicional y más cerrado al mundo exterior.
  7. Núcleo de Bocaina: con tres establecimientos muy cercanos entre sí. Frecuentemente, esas tierras son invadidas por grandes hacendados.

Dona Trinidad, habitante de uno de los establecimientos, tradujo la situación de su pueblo de la siguiente manera:

“¿Conocen aquella harina prensada? Así estamos nosotros aquí en este rinconcito. Cada vez más apretados. Antes nosotros vivíamos desparramados. Llega en un lugar y no tiene nada. Después llega otro y dice que es dueño”, (testimonio colectado en 2000).

Con esa afirmación, ella sintetizó un proceso muy generalizado y sufrido intensamente por casi todos los chiquitano que tenían tierras independientes. A partir de la década de 1970, con la instalación de una oficina del Incra en la ciudad de Cáceres, se inició un proceso de registro de las grandes propiedades rurales de la región y de la creación de los llamados “loteos”. Los hacendados proporcionaban las medidas de sus propiedades al Incra y, de acuerdo con varios informantes, los funcionarios del órgano pasaban por las comunidades demarcando los “lotes” que correspondían a las parcelas mínimas de las tierras que detentaban anteriormente. Es este proceso, muchas familias y comunidades chiquitano pasaron a vivir en áreas mucho menores, comprometiendo su organización económica tradicional.

En este cuadro de situación, presionados por grandes hacendados, muchas familias se mudaron a la ciudad, mientras pocas comunidades resistían el proceso. El hecho de que el Incra haya conservado las tierras de las comunidades, ahora denominadas “asentamientos”, lleva a creer que el movimiento de regularización de los títulos aseguró pequeños bolsones de mano de obra para garantizar la continuidad de los trabajos en las haciendas (Silva et al, 1998).

La Funai 2 está en proceso de reconocerles algunas tierras a los chiquitano. Existe un estudio preliminar y un Plan de Desarrollo propuesto para este pueblo, aunque efectivamente no hay, hasta este momento, ninguna acción práctica en el sentido de demarcar las Tierras Indígenas de los chiquitano. Se espera que esto ocurra a la brevedad. El Plan de Desarrollo de Pueblos Indígenas resalta la necesidad de realizar la identificación de cuatro áreas destinadas a los chiquitano y, actualmente, esto está siendo considerado por la compañía Gasocidente. Algunas de esas áreas sufrieron la intervención del Incra, con loteos individuales o comunitarios que necesitan ser revisados.

Notas

1. Instituto Nacional de Colonização e Reforma Agrária. Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria.

2. Fundação Nacional do Índio - Fundación Nacional del Indio

Actividades económicas

Una fuente importante de renta chiquitano en el Brasil es el trabajo asalariado en haciendas, especialmente relacionado con la ganadería. Las mujeres también pueden trabajar como empleadas domésticas en ciudades cercanas, pero sobre todo las que residen en las ciudades son las que ejercen esa profesión. Algunos hombres de las comunidades también trabajan en los destacamentos militares en actividades esporádicas tales como el desbrozo, el sacrificio de reses y la limpieza.

La gran fuente de supervivencia de los chiquitano es la agricultura, que garantiza el alimento en la mesa y, eventualmente, la venta de algún excedente. En una región tan vasta, especialmente en el Vale do Rio Barbados (Valle del Río Barbados), en el municipio de Vila Bela, donde abundan las haciendas agropecuarias, los campos de los chiquitano son islas fértiles en el medio de un mar de áreas de pastoreo. Curiosamente, a pesar de ser los únicos agricultores de la región, son vistos como perezosos. En la región, bugre1 es atributo de perversidad, de pereza, de indolencia y de falta de carácter, toda vez que, por los relatos de residentes regionales, fueron frecuentes los conflictos con los indios en función de la ocupación de las tierras por las haciendas.

Ellos tienen tanto gusto en ser agricultores que, aún cuando viven a la vera de las rutas realizan sus cultivos de maíz, mandioca, poroto, zapallo y batata, entre otros. En algunas quintas se observan gallinas y, eventualmente, cerdos. Algunas familias consiguen tener una vaca lechera.

A pesar de la pobreza en la que viven, los que todavía tienen tierras conservan su independencia de los poderes públicos y sobreviven con dignidad. El gran problema que relatan es la presión sobre sus tierras y las dificultades en el acceso al tratamiento médico.

Notas

1. Bugre es la denominación otorgada a indígenas de diferentes grupos brasileños al ser considerados sodomitas por los colonizadores y conquistadores. La palabra se origina en el francés bougre, que, según reza el diccionario Houaiss se registra por vez primera en 1172 y significa “herético”.

Identidad cultural y frontera

En la región de Cáceres y en Bolivia, existen cuadrillas de ladrones de camiones y de maquinaria agrícola, así como de traficantes de drogas, cuya acción no puede ser contenida por los miembros de los destacamentos militares. Genéricamente, esas cuadrillas son vistas por la población regional como “bolivianos” y son objeto de temor y rechazo. Eventualmente, el hecho de que los chiquitano son considerados también bolivianos, los coloca en la posición de sospechosos de los crímenes cometidos en la frontera.

A pesar de la diversidad cultural por ellos presentada, la lengua es la misma –aunque escondida (quizás en franca desaparición)- desde la vera de la ruta, cerca de la ciudad de Cáceres hasta Casalvasco, en Vila Bela, y, evidentemente, hacia el interior del territorio boliviano. Otro trazo común entre ellos son las relaciones familiares que mantienen con villas bolivianas cercanas a la frontera, o inclusive con las ciudades de las misiones tales como San Ignacio, Sant’ Anna, San Miguel y otras tantas. Se verifica una red de parientes entre los diferentes núcleos mencionados y entre los mismos y lugares en Bolivia. Alguien tiene siempre un pariente cercano que reside en Bolivia, al cual eventualmente visita y a quien puede recibir como una visita.

Fue mencionada una procesión católica que, hasta hace algunos años, salía de Sant’Anna, en Bolivia, y pasaba por todos los caseríos bolivianos y brasileños de la frontera. Esas procesiones homenajeaban a Santa Ana y eran anunciadas anticipadamente por emisoras radiales populares que avisaban las fechas de llegada. Es importante observar que la frontera Brasil-Bolivia es casi indistinta desde el punto de vista cultural. Seguramente existe un territorio chiquitano que antecede la división política entre los dos países y que continuó existiendo a pesar de las definiciones más recientes de los marcos políticos.

De esta manera, en relación a los chiquitano, las relaciones entre los residentes brasileños y los bolivianos trascienden la nacionalidad y están englobados por lazos de parentesco y por una cultura compartida. En la región del fuerte militar Casalvasco, se encuentra una población antigua de chiquitanos que, hasta 1975 aproximadamente, presentaba documentos confeccionados en Bolivia. Con la reconstrucción del destacamento militar (algo distante de las ruinas del antiguo fuerte), un capitán del ejercito brasileño, según varios informantes, rompió los antiguos documentos y extendió nuevos ejemplares afirmando que ahora ellos eran brasileños.

Lo que puede ser observado en esta región es que, más allá de ser brasileño o boliviano, existe una situación identitaria más compleja compartida por un pueblo que vive en la frontera de los dos países, pero que vive en los borde de un sistema cultural y económico, constituyendo su propio sistema cultural. Pueblo que es el heredero de varios procesos históricos –donde los jesuitas dejaron marcas indelebles en relación a la lengua, a las creencias y a la propia historia vivida por ellos-, que transita desde hace siglos por esa región y que, por motivos ajenos a la causalidad de su historia, fue obligado a recibir el rótulo de “boliviano” o “brasileño”, a pesar de que esas denominaciones tuvieron poco sentido hasta no hace mucho.

Aspectos culturales

Los elementos culturales que permiten pensarlos como un pueblo son el uso y la confección de redes, el uso y o la fabricación de potes de cerámica para almacenar agua, el uso de bebederos de madera, recipientes para la chicha –bebida fermentada hecha a partir de la mandioca o del maíz-, la estructura y el material utilizado para construir las casas –en general con una terraza central que divide a la casa en dos, también ampliamente observada en las pequeñas localidades bolivianas próximas a la frontera- y fiestas relacionadas a los santos de los misioneros. Un importante ritual para los chiquitano es el “carnavalito”, realizado el martes de cada carnaval, con música tocada en una caja (tambor) y por flautas. Ese día, un cortejo con banderas multicolores recorre las casas y es permitido que a los hombres se les arroje lodo o barro, así como excrementos y tinta. Por la noche, a los hombres se les realiza un rito de flagelación, en el cual las mujeres empuñan látigos y pueden usarlos en pariente cercanos tales como hijos o hermanos. En algunos lugares, sólo aquellos pertenecientes a las generaciones ascendentes pueden ser golpeados. En otros, puede recibir el desagravio quien haya ofendido a otra persona durante el año que pasó, independientemente de las relaciones consanguíneas.

Notas sobre las fuentes

Gran parte de las fuentes se encuentran en Bolivia. D'Orbigny es el autor que dejó registrados más detalles sobre los chiquitano de las Misiones Jesuíticas. Alfred Meétraux, que escribió un importante artículo para el Handbook of South American Indians, se basó en D'Orbigny, aunque agregó nuevos datos. El Mayor Federico Rondon y Badariotti aportaron importante y segura información sobre los habitantes de la región fronteriza con Bolivia. Don Máximo Biennès presenta una rica documentación sobre el obispo Galibert que tenía por misión realizar “desobrigas”5 y, en ese sentido, dejó registros sobre los chiquitano. Recientemente, Denise Maldi, en el libro Guardiães da Fronteira (Guardianes de la frontera), discute la ocupación de esa parte del Brasil y aviene informaciones preciosas sobre las misiones de Chiquitano y de Mojo. En el Brasil existe una documentación interesante en el Arquivo Público de Mato Grosso (Archivo Público de Mato Grosso) y en el Núcleo de Documentação em História Regional (Núcleo de Documentación en Historia Regional). A partir de 1998, se pueden encontrar varios relatos de viajes de campo elaborados por Joana Silva, que trata aspectos más generales, y Soraya Almeida, que encara aspectos relacionados con el problema de las tierras.

 

Nota

5Librar de una obligación y/o absolver.